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El valor de las convenciones

  • Sep 27 / 2012
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Artículos, Diseño I, Diseño II, Diseño III

El valor de las convenciones

Todo diálogo, toda comunicación (diseñada o no) es posible gracias a una serie de convenciones que permiten a los interlocutores interpretar los mensajes que reciben y formular, a su vez, mensajes comprensibles para los otros.

Si estamos en una comunidad donde se habla francés y queremos hacernos entender, la única alternativa es hablar o escribir en ese idioma. Es decir usar la convención común existente en esa sociedad: la lengua francesa.

Pero las convenciones no solamente pertenecen al lenguaje: si sobre la mesa de una sala de espera hay revistas, folletos y diarios, de un solo vistazo cualquiera de nosotros sabe cuáles son las revistas, cuáles los diarios y cuáles los folletos.

Si vamos por la calle reconocemos de manera automática (sin reflexionar) los carteles publicitarios o de propaganda política, las señales viales, los nombres y marcas de los negocios, las ambulancias, los kioscos de revistas, la información del gobierno, los avisos de peligro, etc. etc. etc.

¿Por qué reconocemos la altísima variedad de tipos mensajes que se nos presentan a diario de manera casi inmediata? Porque hemos aprendido a través del tiempo que “eso” es un cartel publicitario, “eso” es un semáforo, “eso” es un diario y sabemos qué esperar de cada uno, sabemos qué son y para qué sirven. Es decir: aprendimos los códigos, entramos en las convenciones.

Gracias a las convenciones establecidas en nuestro ámbito social podemos reconocer las especies graficas aún antes de leerlas. Ya “desde lejos” nos damos cuenta si estamos frente a latas de cerveza o de gaseosas, si ese diario es sensacionalista, deportivo o de interés general, si esa caja es de medicamentos o de golosinas.

Por eso resulta provechoso diseñar respetando las convenciones, así el público sabe rápidamente de qué tipo es el mensaje que tiene ante sus ojos y no se confunde. Ser creativo dentro de las convenciones es lo más difícil de la tarea del diseñador.

 Aunque no sepamos ruso, gracias a las convenciones, podemos comprender a qué tipo de revista pertenecen estas portadas. En algunos casos con más precisión que en otros.