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Lo global, lo local y el diseño: ¿Habrá trabajo para tantos estudiantes?

  • Abr 15 / 2014
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Artículos

Lo global, lo local y el diseño: ¿Habrá trabajo para tantos estudiantes?

Ponencia presentada por Raúl Belluccia en la Bienal FADU 2013

Introducción

El  Simposio de la primera Bienal FADU, al plantear la necesidad de ejercitar una mirada local frente a lo global  y de incorporar la contradicción centro-periferia a la reflexión, pone de manifiesto un estado de incomodidad, de cosa no resuelta o de incertidumbre respecto del futuro del diseño en Argentina.

El futuro del diseño no es un fenómeno ajeno a las enormes tensiones del mundo en el que vivimos.

Dentro de este marco se ensaya aquí una respuesta particular (que seguramente no será la única) a la muy común pregunta de los estudiantes: ¿podremos trabajar y ganarnos la vida como diseñadores en nuestra sociedad?

Son reflexiones hechas desde la perspectiva del diseño gráfico, aunque seguramente abarcarán, en algún aspecto, a las demás carreras de la FADU.

1. Lo global

El poder decisivo del capital financiero y sus organismos internacionales, el mercado mundial interconectado con operaciones en tiempo real, la inmediatez de las comunicaciones, el desarrollo y expansión planetaria de las tecnologías para la transmisión de datos, la desregulación de los mercados, la masividad del consumo, la precarización y tercerización de la actividad laboral, la caída del modelo del “Estado de Bienestar”, lo privado en desmedro de lo público, el aumento de la desigualdad en el reparto de la riqueza, la tendencia a la igualación de costumbres y comportamientos y el liderazgo imperial de EEUU son algunas de las características de la globalización.

El término globalización es el eufemismo que se utiliza para designar suavemente la actual fase del sistema capitalista. Su nombre verdadero es neoliberalismo.

La desigualdad del reparto universal de la riqueza es la consecuencia natural de dicho sistema. Según el “Global Wealth Report 2012” elaborado por el Credit Suisse, uno de los mayores grupos financieros del mundo, sobre el total de la población adulta del planeta, un 8% se queda con el 82% de la riqueza, un 22% retiene el 14,5% y al 70% restante le toca solamente el 3,5% de los beneficios.www.credit-suisse.com

Existe una custodia militar, política y mediática a escala planetaria dispuesta a mantener este estado de cosas, y a castigar a los que saquen los pies del plato, aunque sea tímidamente. Solo basta ver cómo trata la prensa internacional “seria y libre” a los países latinoamericanos que no se ajustan del todo al neoliberalismo, o qué piensa el gobierno de Obama sobre Edward Snowden, el funcionario que develó el espionaje informático ilegal por parte de los yanquis.http://www.economist.com/blogs/democracyinamerica/2013/07/secret-government

“Cuando Max Kelly, el responsable principal de seguridad de Facebook, dejó la empresa de la red social en 2010 no fue a trabajar a Google, Twitter ni otra compañía similar de Silicon Valley. El hombre responsable de proteger la información personal de los más de mil millones de usuarios de Facebook contra ataques externos fue a otra institución gigantesca que procesa y analiza un inmenso volumen de datos: la NSA, Agencia Nacional de Seguridad”. (Diario El País, Madrid, 23/6/13). Aclaremos que la NSA es la agencia donde trabajaba Snowden.

Es evidente que el país más poderoso no comparte la ingenua idea de Internet como red horizontal, democrática y sin centralidades. Y no se muestra muy dispuesto a discutir su posición.

El avance de las tecnologías para la transmisión de datos y el acceso masivo a las mismas via la web, con su impacto en las conductas individuales y sociales, incluso en aquellas orientadas contra el propio sistema, no son “la globalización” sino una de sus caras, tanto como el trabajo semiesclavo que utilizan algunas grandes marcas de moda cuya producción está “globalizada”.

2. Globalización y diseño

Gracias a su carácter altamente competitivo, a la necesidad de optimización de todos los recursos y a la búsqueda de la eficacia para rentabilizar las inversiones, la globalización ha incorporado definitivamente al diseño como insumo indispensable que aporta tanto a los procesos productivos, como a las necesidades de información, persuasión, promoción e imagen de empresas del más variado tipo. Por razones que sería largo explicar aquí, también las instituciones públicas y las organizaciones sin fines de lucro recurren habitualmente al diseño para vincularse mejor con sus audiencias.

El diseño se manifiesta así en su real dimensión de actividad creativa, técnica y analítica cuyo fin es la planificación de las características finales de un producto o un mensaje, antes de ser elaborado, para que cumpla con una serie de funciones y requisitos concretos y simbólicos, tangibles e intangibles, definidos de antemano.

El diseño es una disciplina sin capacidad de operar de manera autónoma sobre la realidad social, política o económica. El diseñador opera sobre la realidad siempre y cuando trabaje, y para que un diseñador trabaje alguien debe contratarlo. (En España, desde que comenzó la crisis en 2008, y sólo hasta el 2011 debieron cerrar 25.000 estudios y empresas de diseño según informa el Observatorio Español del Diseño).http://www.observatoriodeldiseno.es

Quien demanda diseño sí tiene fines sociales, económicos o políticos determinados y contrata diseñadores para que le ayude a lograrlos. El diseñador que no esté dispuesto a servir a su cliente porque discrepa con sus fines, tiene el derecho a renunciar a la tarea.

Hay casos, poquísimos, donde el diseñador desarrolla un emprendimiento propio (político, comercial, educativo, etc.) y se “autocontrata” para cubrir las necesidades de diseño. Pero esto no hace más que confirmar lo dicho: sin una demanda con fines y recursos para lograrlos no hay posibilidades de diseñar, como bien lo saben los estudios que cerraron en España cuando se quedaron sin clientes.

Aunque gracias a la globalización y las nuevas tecnologías haya diseñadores argentinos trabajando desde nuestro país para clientes internacionales, el desarrollo del diseño local depende, en lo fundamental, de la demanda local de diseño.

Cuando los estudiantes se preguntan si podrán ganarse la vida con el diseño, ponen el dedo en la llaga de la demanda. La verdadera pregunta que debemos hacernos es la siguiente: ¿qué perspectivas de crecimiento tiene la demanda de diseño en la Argentina?

 4. Hipótesis: en las pymes está la gran demanda (hoy latente) de diseño

Ya nadie discute la capacidad del diseño para aportar a la eficacia y competitividad de los más diversos actores que partcipan de la vida social con sus mensajes, productos o servicios. Sin embargo, todos los estudios dan cuenta de que la incorporación del diseño a la vida cotidiana de empresas e instituciones nacionales está lejos del óptimo. Y en las pymes, muy lejos.

Asistimos a una suerte de paradoja: la Argentina, sobre todo a través de la universidad pública, destina importantes recursos a la formación de diseñadores que no pueden desarrollar su potencial plenamente, o deben cambiar de profesión, mientras el sector productivo que necesita incorporar diseño para mejorar su rendimiento, no lo hace, o lo hace con intensidad insuficiente.

La FADU ha otorgado el título oficial a unos 6.000 diseñadores gráficos, hoy son casi 3.000  los que están cursando, si sumamos las demás carreras públicas y privadas podríamos concluir que sobran diseñadores, pero cuando comparamos estas cifras con las más de 750.000 pymes que funcionan en la Argentina,  de las cuales un 20% trabaja para el mercado mundial, dicha conclusión ya no parece tan segura.

El futuro del diseño en Argentina depende, en lo fundamental, de que pueda cerrarse la brecha que lo separa de las pymes.

La continuidad y el crecimiento de esa demanda depende, en lo estratégico, de políticas nacionales que mantengan y amplíen nuestra autonomía respecto de los planes del centro político y financiero global, que no cesa de proponer ajustes fiscales, enfriamiento de la economía, adhesión a los organismos financieros, achicamiento del estado, reducción de subsidios, baja de salarios y pensiones, etc. Para corroborar esto no hay más que ver lo que la “central” Alemania y la troika (CE, BCE y FMI) le han impuesto a la “periferia” del sur europeo, los brutalmente llamados “PIGS” (Portugal, Italy, Geece and Spain).

5. Un aporte desde la enseñanza al dúo diseño-pyme

Hay organismos públicos, privados y sectoriales que hoy están trabajando para promover y facilitar la entrada del diseño a las pymes como servicio capaz de mejorar su eficacia productiva y su competitividad.

Desde la FADU también se puede hacer un aporte que contribuya a cerrar la brecha entre pymes y diseño.  Para romper el hielo se ponen a debate las siguientes propuestas:

  • Abrir la FADU al tema y vincularse institucionalmente con los actores del “mundo pyme” y promover el intercambio (según estudios locales solo un 11% de las pymes que contratan diseño tiene a las universidades como punto de referencia).
  • Impulsar la investigación de campo sobre el par diseño-trabajo y transferir sus conclusiones a docentes y estudiantes (en Diseño Gráfico entre otras cosas, no sabemos qué hacen nuestros graduados, ni cuáles son las remuneraciones u honorarios que perciben, ni qué sectores públicos o privados tienen mayores perspectivas de incorporación de diseño a futuro, ni cuál es la viabilidad del modelo “estudio independiente” frente al modelo “empleado a sueldo”, ni cómo hacer un presupuesto o un plan para enfrentar la vida laboral).
  • Escuchar la preocupación de los estudiantes y tratar el tema en las cátedras, sea cual sea la posición que tenga cada docente sobre la relación de la enseñanza del diseño con la vida laboral debe expresarla y ponerla en discusión. Hay que hablar de “eso” de lo que no suele hablarse.
  • Generar actividades (charlas, cursos, conferencias, nuevas materias, etc.) que traten esta asignatura pendiente: el campo laboral de los diseñadores.
  • Para facilitar a nuestros estudiantes su futura (y siempre difícil) relación con socios, clientes o empleadores deberíamos reivindicar y promover en los talleres la función del diseñador como profesional que brinda un servicio cuya primera actitud consiste en ponerse en el lugar de quien lo contrata.

La universidad no tiene obligación de garantizar el trabajo de sus graduados, y mucho menos de que sus programas se formulen a la medida de las necesidades empresarias, pero si la universidad es el ámbito del análisis, del pensamiento crítico, de las preguntas molestas y de los proyectos, la relación entre enseñanza, profesión y trabajo real no puede esquivarse más, al menos en la carrera de Diseño Gráfico.

 

Buenos Aires, julio de 2013